Entre este tuit:
De vuelta de la primera clase teórica en la autoescuela, después de todo el año estudiando para tener el verano libre…
— Fernán González H. (@fernangh) July 3, 2012
y este otro:
A la tercera va la vencida? Sí! APTO! No puedo estar más contento…aprobado el examen práctico de conducir.
— Fernán González H. (@fernangh) October 8, 2013
463 días, 2 autoescuelas, 4 exámenes (1 práctico y 3 teóricos), un mes de clases teóricas, casi 50 clases prácticas, casi 2000 euros…
Con los datos en la mano creo que mi obtención del carnet de conducir no ha sido un éxito rotundo precisamente. Afortunadamente creo que de momento no me van nada mal las cosas en general, mi buen nota en Selectividad es prueba de ello o lo múltiples proyectos que avanzan con paso firme. Pero en este caso, sí, lo admito, he fracasado.
Puede que no sea un fracaso mayúsculo pero viendo, por ejemplo, los reclamos –ciertamente algo engañosos– de «Sácate todo el carnet de conducir en un mes por 40€». Creo que es positivo aceptar los errores propios cuanto antes, antes de que te lo saquen a relucir malintencionadamente. De todas formas, hay casos mucho peores: seis o hasta siete exámenes antes de aprobar.
Empiezo con el relato. Intentaré ser breve. Todo empieza al terminar Bachillerato a punto de cumplir 18 años cuando todo el grupo de amigos como suele ser tradición se apunta a la autoescuela tras esa maravillosa terna de Graduación-Selectividad-Mallorca. Podría pensarse que ahí comienzan los errores, pero de alguna manera a las personas como yo a las que no nos estimula mucho conseguir el carnet apuntarse de esta forma es un empujón para evitar dejarlo indefinidamente.
Primero, unas cuantas clases teóricas que sinceramente no son lo efectivas que deberían. Horas interminables para pasar transparencias para entrar en casos muy inusuales que si alguna vez suceden al cabo de los años ya no recordarías la norma. En cambio, por lo menos a mí no se me quedaron cosas más importantes como las velocidades máximas y mínimas en las diferentes vías o la casuística del uso de los múltiples focos.
Llegó el día del examen teórico, concretamente el último día antes de despedirme temporalmente de Burgos y encaminarme hacia Madrid, y lo aprobé sin problemas. Eso sí, no sería por haber ido a clase, para aprobar hay que hacer tests, tests y más tests. Diría que después de hacer 100 tests las posibilidades de aprobar tienden al 100%. Discrepo con quienes creen que aprobando el examen ya tengas todos los conocimientos necesarios para conducir de por vida, pero así están hoy en día las cosas.
Una vez en Madrid tenía dos opciones: esperar al verano para volver a Burgos e ir a la autoescuela donde ya tenía matrícula o arriesgarme a sacármelo durante el curso en Madrid. Entre que me lo pensé se pasó el curso y aunque pensaba que iba a optar por la primera opción fui a preguntar a la autoescuela «del barrio» y me comentaron que si voy a conducir, como era el caso, en la capital era fundamental hacerlo aquí. Qué me iban a decir ellos, claro.
De todas formas accedí, solo faltaba que después de sacármelo no me «atreviera» con el tráfico madrileño. Empecé a dar clases con un bono de 20 (había de 5, 10 y 20) primero por la zona y puntualmente por los aledaños del Centro de Exámenes de la DGT ubicado en Móstoles.
Pasaron las 20 primeras clases y ni mucho menos me veía con la seguridad necesaria. Diez clases después seguía igual. De todas formas me presenté apurando la temporada 2012/2013 y suspendí por dos veces en semanas consecutivas y con tres clases entre ellas.
Los errores que cometí, algo que se suele preguntar, fueron: en la primera ocasión no respetar la prioridad en un cruce y después bloquear una rampa y en la segunda por al entrar en una glorieta hacerlo cerca de una moto que no había visto que llevaba el intermitente izquierdo en lugar del derecho como me figuraría.
Pero al fin, tras dar más de 10 clases adicionales llegó el 8 de octubre y tras un examen, debo confesar que no muy difícil, aprobé. Duró lo habitual pero curiosamente tuve suerte y ni me pidió aparcar ni señalar partes de la mecánica del coche. Haber desaprovechado esa ocasión, como le pasó a mi compañero, hubiese sido una pena pero afortunadamente no fue así.
En estos momentos tengo que decir que ha pasado una semana y todavía no tengo el carnet provisional ni la clásica «L», como puedes imaginar, hoy día no es que lo necesite demasiado.
PD: 10 días después al fin fui a recoger el carnet provisional y la deseada letra de Learner. Ahora solo queda coger el coche…
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