Como dice la canción de un conocido rapero burgalés: Burgos, ¿qué te está pasando? Desde la distancia no dejo de sorprenderme día tras día por la visibilidad que está adquiriendo mi ciudad en medios nacionales e incluso internacionales desde el pasado viernes. Y no es para menos.
Todo comenzaba el jueves en la llamada «zona cero» cuando la maquinaria empezaba a levantar la calzada de la arteria más importante de Burgos. En un principio parecía que no iba a pasar a mayores hasta que llegó la noche del día siguiente cuando empezaron a concentrarse vecinos que de forma pacífica. Derivando en lo que ya todos hemos ido conociendo: heridos, detenidos y gran cantidad de daños materiales de mobiliario público y de locales comerciales.
Probablemente si has estado en Burgos alguna vez, no sitúes la zona ya que está bastante alejada del centro más turístico. Se localiza en las calles de rápida construcción durante los años 60 y 70 cuando se unió el municipio de Gamonal a la ciudad. Como bien apuntaba, según mi parecer, el periodista burgalés y director de elDiario.es, Ignacio Escolar se trata de algo así como el Vallecas burgalés.
En contra de lo que se ha dicho los manifestantes violentos viven en el barrio y varios tienen antecedentes. Todavía no se ha podido detener a ninguno de los supuestos habituales del «turismo de manifestaciones». Y que conste que preferiría que hubiera sido así, pero no, la impotencia de no ser escuchados por las vías lícitas ha desembocado en lo peor entre los jóvenes. De todas formas se comenta que grupos radicales sí van a empezar a llegar en masa y Burgos no se puede permitir convertirse en el epicentro de la batalla campal en España.
Por una parte gusta que quede de manifiesto que los jóvenes burgaleses no caen en la indiferencia ante cosas que les atañe. Pero eso no quita ni mucho menos que sea muy triste que se acabe atacando y destruyendo lo que es de todos. Confío en que los jueces realicen correctamente su trabajo y los autores de los daños sean los que los paguen y no corra por parte de las cuentas municipales ya de por sí deterioradas.
Las cifran, como de costumbre, bailan (los más optimistas sitúan en 5.000 el número de manifestantes) pero una cosa es clara: el proyecto no cuenta con el beneplácito de una gran parte de la población. Si los ciudadanos rechazan un proyecto de 8 millones de euros que les daría empleo es porque tienen fundadas razones para pensar que algo va mal. No está claro si se trabajó desde el consistorio todo lo posible por buscar acuerdos pero en cualquier caso la situación ahora es por desgracia completamente insostenible.
Por mucho que se intente trasmitir tranquilidad e inmovilidad en la idea de no ceder un ápice, es tiempo perdido. Ya se apunta a que desde el PP nacional se ha llamado al orden precisamente mientras Rajoy está en Estados Unidos reuniéndose con Obama.
Sin duda, como digo, es tiempo perdido. Al no atajarse el problema el primer día la escalada de violencia es manifiesta. Esperemos que no vaya a más con represión indiscriminada que acabe en algún daño humano irreparable como los habituales problemas con las pelotas de goma si impactan en los ojos.
Hago un paréntesis que me parece fundamental para aconsejar especial atención con lo publicado en redes sociales. Donde se ha llegado a manipular con imágenes que nada tienen que ver con Burgos o con últimas horas que llegan a mencionar muertos.
En definitiva, por mucho que esté en los programas electorales de PP (pág.35) y PSOE (pág.33) –lo que indica que es una obra necesaria e imprescindible tarde o temprano– y que el PP tenga mayoría absoluta, ¿qué hace pensar al Ayuntamiento que el proyecto no sea en parte mejorable? Ceder a la violencia y descartar el proyecto de pleno no sería nada positivo, sembrando otro precedente como en su día Eladio Perlado (dónde todavía hoy los vecinos lamentan no tener aparcamiento).
La falta de trasparencia tras una escasa rueda de prensa y después declinar entrevistas no hace sino que pensemos en que hay cosas que ocultar. No se han hecho esperar las insinuaciones en los que grandes medios de comunicación se han visto implicados. El silencio en relación con otro caso turbio puede que entre en juego. No obstante, en Burgos hay excelentes periodistas que conozco y que no me cabe la menor duda que están desarrollando su tarea lo mejor que pueden. Merecen, faltaría más, un respeto.
Al alcalde y los concejales les va su futuro político en ello y con gran parte de su electorado irritado no les debería merecer la pena. Muy confiados tendrían que estar por tanto para permitirse llevar a cabo un proyecto pensando en lo que puede conllevar en las próximas elecciones en el 2015.
Aunque en realidad no es muy costoso (si es que no se encarece) comparado con otras obras recientes como el complejo de la Evolución de 220 millones, más vale que sea seguro y no de problemas. Y que los informes de viabilidad se hayan elaborado con la máxima profesionalidad. Porque, por ejemplo, que se haya abierto al tránsito de vehículos particulares cuando el proyecto inicialmente no lo contemplaba no suena muy bien.
Lo ideal en mi opinión es abrir otra ronda de diálogo con los agentes implicados para mejorar el proyecto. Y ya puestos, ¿porqué no un referéndum sobre el tema? Habría que determinar el censo y en este caso creo que sí que no hay dudas de que es algo que afecta a todos los burgaleses. El resultado a día de hoy sería una completa incógnita, pero sea cual sea podría convertirse en todo un ejemplo de madurez democrática y en el peor momento de la ciudad en los últimos tiempos salir incluso reforzados. Lástima que todo esto sea demasiado pedir.
Lo que es seguro es que por mucho que se intente –como corresponde– limpiar la imagen de la ciudad, para siempre será en Gamonal donde ha surgido un germen que puede que se extienda a más ciudades a pesar de todas las leyes de seguridad ciudadana que se pretendan aprobar. Y es cuanto menos irónico que surja en una de las ciudades con una mayor tradición conservadora y más fría, donde apetece menos salir a la calle. Pero ante todo, mi más sincero deseo de que más pronto que tarde en todas las partes se imponga el sentido común.
Actualización: Finalmente el alcalde ha paralizado durante unos días las obras para buscar acuerdos con los vecinos.
Actualización: Tres días después el pleno del Ayuntamiento vota en contra de la paralización completa de las obras. Por la tarde el alcalde en rueda de prensa, por el contrario, anuncia la paralización de forma definitiva de las obras.